Un tipo corriente que vivía una vida nada fuera de lo
normal, tenía una obsesión, el estudio del sistema reproductivo de las hormigas
de cabeza roja. La falta de tiempo no le permitía dedicarse a ella...
"¡Ay, si fuera dueño de mi propio tiempo!", se
quejaba nuestro tipo corriente.
Éste es el protagonista de nuestra historia, un anónimo
ciudadano que, con una irracional idea de negocio en la que nadie cree, pone en
jaque a la sociedad de consumo. Un tipo corriente que demuestra que cualquier
sistema económico que no respete los derechos esenciales de los individuos está
abocado al fracaso.
Fernando Trías de Bes nos recuerda que son los ciudadanos
los que sostienen las economías y que puede llegar el día en que los productos
de consumo se conviertan en armas para una rebelión silenciosa de los
ciudadanos contra los excesos y la irracionalidad del sistema.
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